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Oxigenoterapia: todo lo que necesitas saber

Es probable que muchos de nosotros, por lo menos una vez en la vida, experimenten lo que significa recibir oxígeno medicinal. Sea por un malestar temporáneo que a causa de una enfermedad, es muy común que en clínica u hospital te apliquen una mascarilla desde la cual sale un flujo de gas. Bien, ese gas no es otra cosa que oxígeno, una substancia fundamental para nuestro organismo y la razón por la cual es imprescindible respirar.

El hecho de recibir oxígeno de esta forma puede transformarse en una prescripción de por vida en caso sufras de enfermedades crónicas como EPOC o enfisema pulmonar. En este caso se habla de oxigenoterapia a largo plazo. Si a ti o a un familiar ha sido prescrita este tipo de terapia de oxígeno, te interesará conocer más sobre el tema. Continua en la lectura de este artículo donde te explicamos todo lo que tienes que saber sobre la oxigenoterapia.

 

Indice

 

¿Qué es la oxigenoterapia?

La oxígenoterapia es una terapia que proporciona a tu organismo una cantidad extra de oxígeno. El oxígeno es usado por tu cuerpo para funcionar bien y, en condiciones normales, son los pulmones que lo absorben desde el aire, a través de la respiración. Sin embargo, hay algunas enfermedades y algunos trastornos que pueden impedirte de absorber una cantidad suficiente de este gas.

La oxígenoterapia puede ayudarte a sentirte mejor y ser más activo. El oxígeno se suministra desde de una fuente como puede ser un concentrador de oxígeno o una bombona de oxígeno liquido y, por medio de un tubo, llega a los pulmones en una de las siguientes maneras:

  • Por medio de una cánula nasal, formada por dos pequeños picos de vertido de plástico, colocados uno en cada fosa nasal,
  • A través de la máscara facial, que cubre la nariz y la boca,
  • A través de un tubo insertado en la tráquea, a la base del cuello (el médico práctica una incisión para insertar el tubo). Esta forma de administración de oxígeno se dice oxígenoterapia transtraqueal.

La oxigenoterapia puede ser practicada en el hospital, en la clínica o en casa. Si necesitas este tratamiento para enfermedades crónicas, probablemente el médico te prescribirá oxigenoterapia domiciliaria. Pero antes de ir más a fondo con el tema necesitamos conocer como funciona el sistema respiratorio de nuestro cuerpo.

 

El sistema respiratorio

 

Sistema respiratorio

 

Para entender cómo funciona la oxigenoterapia, puede ser útil conocer el funcionamiento del sistema respiratorio, que es el conjunto de órganos y tejidos que se necesitan para respirar. Veamos como se constituye y como funciona.

El sistema respiratorio se compone de las vías respiratorias y de los pulmones. Las vías respiratorias permiten el paso de aire rico de oxígeno directamente a los pulmones. A través de ellas también pasa el dióxido de carbono (gas de desecho), que sale de los pulmones.

El aire entra en el cuerpo por la nariz o la boca, que la humidifican y la calientan; a continuación, pasa a través de la laringe y la tráquea. La tráquea se divide en dos conductos más pequeños, llamados bronquios, que están conectados a los pulmones. Por lo tanto el aire inspirada y humidificada se divide para entrar en los pulmones.

Dentro de los pulmones, los bronquios se ramifican en miles de conductos más pequeños y estrechos, llamados bronquiolos. Al final de los bronquiolos encontramos grupos de muchas pequeñas bolsas (alvéolos). Cada bolsa está cubierta por una red de pequeños vasos sanguineos (capilares), conectados a una red de arterias y venas que transportan la sangre por todo el cuerpo.

Cuando el aire llega a los alvéolos, el oxígeno contenido en esta pasa a través de las paredes de los alvéolos y termina en la sangre en circulación en los capilares. De esta forma la sangre se recarga de oxígeno mientras se descarga del dióxido de carbono producido por el organismo y sale regenerada de los pulmones, lista para oxigenar el resto de los tejidos.

Es en esta última fase que puede ocurrir un problema. Algunas enfermedades y patologías agudas (a corto plazo) y crónicas (a largo plazo) pueden afectar negativamente el intercambio de oxígeno entre los alvéolos y la sangre: entre ellas se incluyen la neumonía y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Cuando esto pasa los niveles de oxígeno en la sangre (saturación) bajan y las células de tu cuerpo empiezan a sufrir hipoxia. Los síntomas inmediatos de esta condición son:

  • Cambios en el color de tu piel, que van del azul al rojo cereza
  • Confusión
  • Tos
  • Ritmo cardÍaco irregular
  • Respiración rápida
  • Falta de aliento
  • Transpiración

Si el oxígeno disminuye drásticamente los tejidos empiezan a "ahogarse" provocando una situación critica que puede llevar a la muerte. Por lo tanto es importante que si tienes síntomas de hipoxia contactes inmediatamente tu médico.

 

¿Cuando hay que someterse a oxigenoterapia?

 

Paciente Oxigenoterapia

 

Gracias a los resultados de exámenes, tales como la gasometría arterial y la oximetría de pulso, que miden la cantidad de oxígeno presente en la sangre, el médico puede determinar la necesidad de incrementar los niveles de oxígeno por medio de oxigenoterapia.

Los pacientes pueden recibir oxigenoterapia si están hospitalizados por un problema de salud grave que les impide recibir una cantidad suficiente de oxígeno. Por lo normal este tipo de oxigenoterapia es de corto plazo y una vez sanados, probablemente la terapia será interrumpida.

Entre los trastornos y las enfermedades que pueden requerir tratamiento con oxígeno a corto plazo recordamos:

  • Neumonía grave. La neumonía es la infección de uno o ambos pulmones. Si es grave, causa la profunda inflamación de los alvéolos, que no pueden intercambiar una cantidad suficiente de oxígeno con la sangre.
  • Ataques severos de asma. El asma es una enfermedad pulmonar que inflama y hace restringir los bronquios. La mayoría de los pacientes que sufren de asma, entre ellos muchos niños, son capaces de controlar los síntomas con confianza, sin embargo, si los ataques de asma son graves, el paciente puede necesitar ingresar al hospital para la oxigenoterapia.
  • Síndrome de dificultad respiratoria del adulto o displasia broncopulmonar en bebés nacidos prematuramente. Los bebés prematuros pueden sufrir de una o ambas de estas enfermedades pulmonares graves. Como parte de la terapia, pueden recibir el oxígeno a través de un ventilador o una máscara nasal con presión positiva continua, o mediante una cánula nasal.

El oxígeno se puede utilizar también en el largo plazo para el tratamiento de ciertos trastornos y enfermedades, por ejemplo:

  • EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). La EPOC es una enfermedad progresiva en la que la lesión de los alvéolos impide el paso de una cantidad suficiente de oxígeno en la sangre. El adjetivo "progresiva" significa que la enfermedad tiende a empeorar con el tiempo.
  • Insuficiencia cardíaca severa. En este trastorno, el corazón es incapaz de bombear una cantidad suficiente de sangre oxigenada para satisfacer las necesidades del cuerpo.
  • Fibrosis quística. La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria de las glándulas exocrinas, incluyendo aquellas que producen moco y sudor. En pacientes que sufren de fibrosis quística las vías respiratorias se llenan de mucosidad espesa y pegajosa, lo que facilita el crecimiento de bacterias, dando lugar a infecciones pulmonares graves y recurrentes. Con el paso del tiempo, la infección puede dañar los pulmones severamente.
  • Trastornos relacionados con el sueño que bajen el nivel de oxígeno durante el sueño, como la apnea del sueño.

Por cierto cuando sufres de una de estas enfermedades tu médico tendrá que decidir si tienes que someterte a oxigenoterapia domiciliaria. De acuerdo con los resultados de los exámenes, el neumólogo te indicará las características de la terapia, que por lo normal incluyen:

  • Horas de uso diario del oxígeno medicinal
  • Caudal y tipo del flujo de oxígeno
  • Tipo de suministro (por cánula o mascarilla)

 

¿Cómo funciona la oxigenoterapia domiciliaria?

 

Oxigenoterapia domiciliaria

 
La terapia de oxígeno domiciliaria te proporciona, directamente en la comodidad de tu hogar, esa cantidad adicional de oxígeno que te sirve para sentirte bien y poder continuar con relativa normalidad tu vida. El oxígeno que puedes usar está disponible en diferentes formas y se puede administrar de diferentes maneras y, con base en estos parámetros, afectará de forma diferente tu vida. En este sentido las cosas que tienes que considerar son: la fuente de oxígeno y el modo de suministro.

 

Fuentes de oxígeno medicinal

El oxígeno medicinal puede ser proporcionado en tres maneras: como un gas comprimido, como un líquido o como una forma concentrada derivada del aire.

El oxígeno comprimido se almacena en cilindros metálicos de diferentes tamaños. Algunos de ellos son bastante pequeños para que el paciente los pueda llevar consigo, en un carrito, en una bolsa o una mochila, cuando necesita salir de casa. El problema en estos casos es que el oxígeno como simple gas comprimido ocupa mucho espacio y los cilindros necesitan ser recargados a menudo.

El oxígeno líquido se almacena en contenedores especiales y es extremadamente frío cuando sale del recipiente, por lo tanto necesita un aparato que lo convierta en un gas antes de ser suministrado. El oxígeno líquido se entrega a domicilio del paciente, en un recipiente grande, desde donde se puede transferirlo a contenedores más pequeños para salir de casa. El beneficio del oxígeno líquido es que los recipientes ocupan menos espacio que el oxígeno comprimido, sin embargo, el oxígeno líquido cuesta más y se evapora fácilmente, por lo que no se puede almacenar por mucho tiempo.

El oxígeno concentrado es relativamente la fuente de oxígeno más moderna y cómoda de usar. En este caso el gas no necesita ser almacenado visto que viene extracto y concentrado directamente del aire a través de un aparato llamado concentrador o generador de oxígeno. Una de las principales características de los concentradores de oxígeno es de ser extremadamente portátiles y no necesitar recarga.

 

Sistemas de entrega de oxígeno medicinal

En la mayoría de los casos, el oxígeno se administra mediante una cánula nasal, un dispositivo formado a partir de dos tubos de plástico que se insertan en los orificios nasales. Para mantener la cánula en su lugar, el paciente puede ajustar los extremos más largos detrás de las orejas. Los tubos luego se unen bajo la barbilla, donde están conectados al tubo que sale de la fuente de oxígeno.

En lugar de la cánula nasal puede ser utilizada una mascarilla de oxígeno que cubre boca y nariz. Este método se utiliza especialmente en los casos en que el paciente necesita un alto flujo de oxígeno o si la nariz está cerrada debido a un resfriado. En este caso la mascarilla facial se mantiene en su lugar por una banda de goma que rodea la cabeza y el oxígeno se administra a través de un tubo conectado a la parte frontal de la máscara.

El oxígeno se puede administrar también a través de un tubo insertado en la tráquea, a través de la incisión en la parte frontal del cuello. Para colocar el tubo, el médico practicará una incisión con un bisturí. Este modo de suministro de oxígeno se llama terapia de oxígeno transtraqueal.

Los pacientes que reciben oxigenoterapia transtraqueal deben tener un humidificador conectado al sistema de suministro de oxígeno, ya que el gas no pasa a través de la nariz o la boca como en el otro modo de administración. El humidificador se utiliza para humidificar el oxígeno y evitar que la vía respiratoria se seque demasiado.

 

Precauciones durante la oxigenoterapia

Al empezar un tratamiento con oxígeno, sobre todo si usas oxígeno comprimido o líquido en tu casa, necesitaras una cierta capacitación para entender como usar el oxígeno medicinal y cuáles son las precauciones que necesita este tipo de terapia. Por lo normal esta clase de información es proporcionada por el técnico que te instalará la máquina de oxígeno en el hogar.

Peligro Oxígeno

 

Recuerda que el oxígeno es un gas que puede representar un peligro cuando es almacenado, por lo que tendrás que seguir normas de seguridad especificas. Aunque no es explosivo, sin embargo, es inflamable, además, en presencia de oxígeno, un pequeño incendio puede ir rápidamente fuera de control.

Quién entrega el oxígeno en el hogar te dará una lista de las precauciones que se deben observar en el hogar y en lugares públicos. Por ejemplo, si tienes contigo el oxígeno:

  • No debes fumar o trabajar cerca de personas que fuman.
  • No debes utilizar disolventes de pintura, detergentes, combustible, aerosoles y otros materiales inflamables.
  • Tienes que permanecer al menos a un metro y medio de distancia de las estufas de gas, velas y otras fuentes de calor.
  • Cuando usas el oxígeno, debes permanecer en lugares amplios y bien ventilados.
  • Nunca almacenes los cilindros de oxígeno comprimido o oxígeno líquido en lugares pequeños y no ventilados, por ejemplo, en los armarios, detrás de las cortinas o alfombras o cerca de materiales inflamables.


Recuerda que de los contenedores de oxígeno sobresalen siempre pequeñas cantidades de gas. Además, en el caso del oxígeno comprimido o liquido, el flujo que sale de la cánula es continuo y solo una minima parte viene inspirado, mientras la mayor cantidad se dispersa en el ambiente donde lo usas. Estas pequeñas cantidades de oxígeno pueden acumularse en espacios cerrados y llegar a representar un peligro.

Una de las tantas ventajas de usar un concentrador de oxígeno es que en este caso no es necesario el almacenamiento y las cantidades que pueden dispersarse de la cánula son irrelevantes. Por este motivo el uso del concentrador de oxígeno es considerado como seguro y no necesita de particulares precauciones.

 

Complicaciones y efectos secundarios de la oxigenoterapia

La oxigenoterapia puede causar complicaciones y efectos secundarios, por ejemplo:

  • Sequedad nasal,
  • Epistaxis,
  • Irritación de la piel debido a la cánula o la máscara,
  • Fatiga y los dolores de cabeza por la mañana.


Si sufres alguno de estos inconvenientes de la oxigenoterapia, es conveniente que informes a tu médico que, dependiendo del problema, puede cambiar la cantidad de oxígeno o la duración del tratamiento. En caso que tu nariz se seque demasiado, el médico también puede recomendarte un aerosol nasal o añadir un aparato humidificador. Si la cánula o mascarilla es incómoda, el médico pueden ayudarte a encontrar una más cómoda, o puede aconsejarte geles y cremas útiles para disminuir la irritación.

Para asegurarte de obtener el máximo beneficio de la oxigenoterapia, tienes que ir al médico con regularidad. Tu médico va a revisar el progreso de la terapia y, si es necesario, modificará el tratamiento.

Nunca tomes iniciativas sobre los parámetros que regulan la oxígenoterapia, como cambiar la cantidad de oxígeno que estás utilizando o el tipo de flujo de oxígeno. Siempre habla de los problemas o efectos secundarios con tu médico: solo él es capaz de aconsejarte sobre cómo modificar tu tratamiento.

En particular contacta con tu médico si durante el tratamiento se verifica una de estas situaciones:

  • Si tienes el aliento más corto de lo habitual, sufres de falta de aliento o la respiración es diferente a lo normal.
  • Si tienes fiebre, tiene más flema que los habitual o presentas una infección en curso.
  • Si tienes los dedos o los labios azulados, visto que son síntomas del hecho de que tu cuerpo no está recibiendo una cantidad suficiente de oxígeno.
  • Si estás en estado confusional, sufres de falta de sueño, estás inquieto o más ansioso de lo normal.

 

Conclusiones

La oxígenoterapia puede ser para muchos un tipo de tratamiento pesado, vaya que no es como tomarse una pastilla. Someterse a oxígenoterapia te cambia la vida y te obliga a cambiar muchos de tus hábitos, pero no hay por eso que culpar el tratamiento. En realidad lo que te cambia la vida es la enfermedad crónica y no la cura.

La oxigenoterapia aumenta la expectativa de vida en enfermedades como EPOC y enfisema pulmonar, te ayuda a respirar mejor y sentirte más activo. Lo importante en este caso es tomar la cosa del lado positivo y tratar de buscar soluciones para que el tratamiento sea lo menos impactante posible.

No te conformes con las soluciones que propone la seguridad social y algunos médicos desinformados, al día de hoy existen máquinas de oxígeno que pueden devolverte la libertad y permitirte de seguir siendo una persona activa.

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